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miércoles, 20 de agosto de 2014

En defensa de la inteligencia.


Bajo la advocación de Leonardo da Vinci se fundó en Florencia, a principios del siglo pasado, una revista titulada ‘Leonardo’(1) órgano de expresión de un grupo de jóvenes intelectuales que sería germen de los más representativos movimientos filosóficos y culturales italianos contemporáneos. La elección del nombre de la revista augura sus pretensiones: la figura de Leonardo simboliza la síntesis del espíritu humano en el arte, en la ciencia y en la técnica.

La fundación de este grupo en la ciudad de Florencia - simbiosis fecunda de arte y naturaleza- también tiene su significado. Florencia refleja armónicamente la serenidad de la vida que los leonardianos buscaban en el arte entendido como sugestiva manifestación de la belleza.

En este marco se plasmó un grupo de pensadores, filósofos y escritores de diversas tendencias pero todos deseosos de desarrollar una vida intelectual que supusiera la superación de la mediocridad y el estancamiento en el que se encontraba la inteligencia a principios de siglo XX por influencia de un cierto positivismo expresión del capitalismo masificador y empobrecedor de las conciencias. De ahí su vocación de oponerse a todo tipo de gregarismo y servilismo para con el sistema. 

Los leonardianos se consideran individualistas, en tanto la individualidad es el lugar de fundación del saber y el conocimiento. Entendiendo al individuo como vida, como existencia humana concretaRechazan una religiosidad sobrenatural, asumiendo el paganismo como la forma más natural de religiosidad que ofrece al hombre un horizonte de plena actualización de sus potencialidades -tan bien representadas por Leonardo, como individuo y por Florencia como sublimado contexto: ¿al fin y al cabo, qué otra divinidad puede concebirse más allá del hombre mismo? Cada uno de nosotros es, metafóricamente hablando, divino: un dios -aunque un dios caído; pero que puede levantarse, encaminándose hacia la sabiduría (el triunfo del espíritu -la inteligencia y los sentimientos).

Este grupo estaba integrado por personas que sustentaban posturas filosóficas muy distintas y se caracterizó por protagonizar ásperas  disputas contra la filosofía académica a la que acusaban de ‘gélido intelectualismo’ y ‘erudición muerta y vacía’.

Este resurgimiento, que protagonizaron los leonardianos hace más de cien años en Italia, implica una actitud de la inteligencia análoga (no idéntica) a la que se necesita en la hora presente: la defensa de un pensamiento que radique en la existencia de un hombre libre que sea capaz de denunciar la mediocridad de la ideología alienante que impera en nuestra sociedad. De ahí nuestra clara apuesta por la filosofía.  
  
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(1) Programma sintetico.
Un gruppo di giovani desiderosi di liberazione, vogliosi d’universalità, anelanti ad una superiore vita intellettuale si son raccolti in Firenze sotto il simbolico nome augurale di Leonardo per intensificare la propia esistenza, elevare il proprio pensiero, esaltare la propria arte. 
Nella VITA sono pagani e individualisti -amanti della belleza e dell’intelligenza, adoratori della profonda natura e della vita piena, nemici di ogni forma di pecorismo nazareno e di servitù plebea.
Nel PENSIERO sono personalisti e idealisti, cioè superiori ad ogni sistema e ad ogni limite, convinti che ogni filosofia non è che un personal modo di vita -negatori di ogni altra esistenza di fuor dal pensiero.
Nel ARTE amano la trasfigurazione ideale della vita e ne combattono le forme inferiori, aspirano alla bellezza come suggestiva figurazione di una vita profonda e serena.
Fra l’espressioni delle loro forze, dei loro entusiasmi, e dei loro sdegni sarà un periodico intitolato ‘LEONARDO’.









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