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miércoles, 9 de marzo de 2016

Video del encuentro filosófico del 5 de marzo.

Temas: 
1. La dimensión terapéutica de la filosofía a debate.
2. Comentario sobre la primera lección de ¿Qué significa pensar? 
de Heidegger.

¿Qué significa pensar? Debate.

Comentarios a ¿Qué significa pensar? de Martín Heidegger.

Encuentro filosófico del 5 de marzo en Madrid.

Con Juan Antonio y Francisco

Con Rocío (oculta), Yaneyre, Arantxa, Jara y Karla

Alberto, Alex y Jesús
(También participaron Miguel y Marcos) 
Con Antonio y Juan María
Los amigos de nuestro grupo de filosofía y del curso Filosofía como Terapia (UNED) nos reunimos para dilucidar en qué sentido la filosofía puede ser terapéutica. En una segunda parte de la reunión comentamos la lección primera de ¿Qué significa pensar? de Martín Heidegger. 
El diálogo fue intenso y el debate muy esclarecedor. Quedaron varias cuestiones pendientes que trataremos en una próxima sesión.



martes, 1 de marzo de 2016

¿Qué significa pensar? (Glosando a Heidegger)

(texto para debate)

Al ámbito de lo que se llama pensar, arribamos cuando nosotros mismos pensamos.
Es menester que estemos dispuestos a aprender a pensar. Por eso hemos admitido que todavía no sabemos pensar.
Solo tendemos de verdad a aquello que nos mantiene en la esencia. Lo que nos mantiene en nuestra esencia lo hace solo en tanto nosotros mantenemos lo que nos mantiene.
¿Pensar en qué? En lo que nos mantiene en la medida en que ha de pensarse.
Solamente si tendemos a aquello que es en sí lo que ha de ser pensado, somos capaces de pensar. Y para ser capaces de pensar se requiere que aprendamos a pensar.
Llamamos lo grave a aquello que es de por sí lo que ha de ser pensado. Todo lo grave da que pensar. Lo grave es ya de por sí aquello que ha de ser pensado.
¿Qué es lo gravísimo y cómo se manifiesta en nuestra época grave? Lo gravísimo es que todavía no pensamos, a pesar de que el estado del mundo da cada vez más que pensar. (En esta tarea el hombre debería comenzar a obrar sin demora, en vez de hablar en conferencias y congresos).
Pero ¿cómo se puede afirmar que todavía no pensamos si cada vez hay más interés por la filosofía? Sin embargo, el que se dé muestras de interés por la filosofía no atestigua todavía ninguna disposición para pensar. Por el contrario, el ocuparnos de la filosofía (pensadores, corrientes, escuelas, historia del pensamiento...) es lo que más persistentemente puede sumirnos en el engaño de que estemos pensando. “Filosofamos” sin cesar, pero no pensamos.
Lo gravísimo de nuestra época grave es que todavía no pensamos.
El que todavía no pensamos no es debido a que el hombre no se dirige en grado suficiente a lo que exige ser pensado, sino a que eso mismo que ha de ser pensado, por su parte, le está volviendo las espaldas al hombre y eso ya desde hace largo tiempo. Lo que propiamente debe ser pensado se mantiene desde siempre en esta situación de volvernos las espaldas.
El hombre no es capaz de pensar propiamente mientras siga sustrayéndose a lo que ha de ser pensado.
La ciencia, por su parte, no piensa ni puede pensar (esto por su bien y favorece la seguridad de su marcha prefijada). El abismo que media entre el pensar y la ciencia es insalvable.
Solamente podemos aprender a pensar si olvidamos a fondo lo que hasta ahora conocíamos por esencia del pensar.
Lo que ha de pensarse le vuelve las espaldas al hombre. Se le sustrae. Lo que se sustrae deniega su advenimiento esta sustracción es acontecimiento. Es más, lo que se le sustrae puede tocar al hombre  más esencialmente y absorberle más que todo lo presente que le toca y se refiere a él y que le toca de un manera enigmática –escapándosele, sustrayéndosele. Podría suceder que el acontecimiento del sustraerse fuera lo más presente de cuanto hay ahora de presente, superando infinitamente la actualidad de todo lo actual.
Al entrar dentro de la esfera de atracción del sustraerse, estamos en camino hacia lo que nos atrae sustrayéndosenos. Estando en camino de lo que se nos sustrae, nosotros mismos estamos señalando aquello que se sustrae (y es un señalar esencial porque nos constituye). El hombre señala, en su calidad de caminante, lo que se sustrae. Su esencia consiste en ser uno que señala.

Un signo somos, indescifrado.
Sin dolor somos y en tierra extraña
casi perdemos el habla (Hölderlin).

La poesía es el arroyo que, en ocasiones, retrocede hacia el manantial –hacia el pensar como remembranza. Toda poesía nace de la devoción del recuerdo.

¿No da bastante que pensar el que somos un signo y además, indescifrado?
¿Qué es, entonces, lo gravísimo?
¿Por qué nuestra época es grave?
¿Qué significa pensar?


HEIDEGGER, M. ¿Qué significa pensar? (Was heisst denken?), Bs. As. Nova, 1972 (trad. Haraldo Kahnemann). Resumen de la Primera Lección (págs. 9-17).